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PLAN DE AJUSTE

Los planes de ajuste que ha presentado Iberia a los sindicatos no sólo han levantado ampollas entre los trabajadores y sus representantes sino también en el Gobierno. El Ejecutivo teme que la situación desemboque en un conflicto social que derive en un nuevo caos aéreo y, más allá, que Iberia acabe prácticamente desmantelada y como hermano pobre del holding IAG, que conforma junto a British Airways.

Hasta tres ministros se han puesto manos a la obra con este asunto: José Manuel Soria, titular de Industria, Comercio y Turismo; Fátima Báñez, a la cabeza de Empleo y Seguridad Social; y Ana Pastor, ministra de Fomento, que recibe hoy a los responsables de la aerolínea. Pastor, que se ha implicado personalmente en este asunto, trasladará a la compañía la inquietud del Ejecutivo e incluso les sugerirá que levanten el pie para evitar que el ajuste acabe de por sí con la viabilidad de la aerolínea de bandera.

Por su parte, Iberia también llevará los deberes hechos. Trasladará a la titular de Fomento la necesidad de un severo ajuste ante la situación de la compañía, encarrilada en la senda de las pérdidas en los últimos años. Las cifras que presentará la compañía apuntarán a unos costes laborales anuales de 1.300 millones de euros, que creen necesario recortar de forma sustancial, y otros relacionados con el combustible de unos 1.700 millones de euros.

Además, la cúpula de Iberia hará hincapié en las diferencias salariales que se dan actualmente en el grupo entre los trabajadores de la aerolínea y los de sus filiales de low cost (especialmente Vueling). Las cifras van desde el 21% para los pilotos de largo radio hasta el 58% para las azafatas de vuelos de corto radio. Unas diferencias que Iberia pretende ajustar, obviamente por la parte baja, para lograr el pretendido ahorro de costes.

Mientras, los sindicatos, cuya opinión es probable que también vaya a conocer el Gobierno próximamente, no piensan ni siquiera negociar este ajuste. En principio, la intención de Iberia es convocarles para la semana que viene con el fin iniciar las conversaciones. Sin embargo, si el plan que Iberia les pone encima de la mesa es idéntico al que les ha presentado en las últimas horas, los representantes de los trabajadores se levantarán de la mesa de inmediato y se plantearán movilizaciones que tendrían como consecuencia nuevos colapsos en los aeropuertos.

Evitar un nuevo incendio

Precisamente es eso lo que el Gobierno quiere evitar. Con un entorno marcado por la situación con los desahucios y la huelga general del miércoles, Rajoy ha puesto a trabajar a su equipo para evitar la llegada de un nuevo incendio que cerque el Palacio de la Moncloa. En el Ejecutivo ven con preocupación e incluso con cierta indignación en algunos círculos el hecho de que Iberia se haya ido debilitando desde que pactó su fusión con British Airways mientras que la compañía británica haya sido superando sus problemas financieros, a base de quedarse con rutas de Iberia y arrinconar cada vez más a su socio español.

No obstante, por el momento IAG tiene un órgano paritario con el mismo número de representantes de Iberia y de British Airways, aunque sea el CEO de ésta, Willie Walsh, el que ejerza como primer ejecutivo. De esta forma, todas las miradas se dirigen hacia el presidente de Iberia, Antonio Vázquez, que también lo es de IAG, aunque sin funciones ejecutivas. “Es probable que Walsh favorezca a British Airways con algunas de sus posturas pero por mucha presión que haya, si los españoles se oponen, las decisiones de IAG no salen adelante”, asegura una fuente conocedora de la situación.

En definitiva, el tiempo apremia. Iberia amenaza con que la sangría de empleos será mayor si no se cierra pronto un acuerdo y el Gobierno tiene una huelga general en ciernes y unos cuantos conflictos sociales ya planteados. De ahí que hasta tres ministros estén trabajando a destajo en ese asunto, incluida Fátima Báñez, que ve peligrar el espíritu de la reforma laboral que defendió, que era la creación de empleo y no justamente lo contrario.