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NORMAS DE URBANIDAD


“Normas de urbanidad de George Washington” (1745 - “Cimientos de una sólida educación del carácter de un joven del siglo dieciocho”)

1 - Cada acto debe trasuntar respeto por los presentes.


2 - En presencia de otros, no canturrees en voz baja, ni tamborilees con los dedos ni los pies.


3 - No hables cuando otros hablan, no permanezcas sentado cuando otros están de pie; no camines cuando otros se detengan.


4 - No des la espalda a los demás, y menos cuando hablas; no muevas la mesa o el escritorio donde otro lee o escribe, no te apoyes en nadie.


5 - No seas lisonjero, ni bromees con nadie que no esté de ánimo para bromas.


6 - No leas cartas, libros ni papeles en compañía, pero cuando sea preciso hacerlo, debes pedir permiso. No te acerques a los libros ni escritos de nadie para leerlos sin autorización, ni fisgonees cuando otro está escribiendo una carta.


7 - Que tu semblante sea agradable, pero que demuestre gravedad ante asuntos serios.


8 - No demuestres satisfacción ante el infortunio de otro, aunque se trate de tu enemigo.


9 - Los que gozan de título o posición tienen precedencia en todas partes, pero mientras son jóvenes deben respetar a quienes son sus iguales por su nacimiento o por otras cualidades, aunque no ocupen cargos públicos.


10- Es de buena educación ceder la palabra a nuestros interlocutores, especialmente si gozan de rango superior, y nunca debemos ser los primeros en interpelar a los mismos.


11- Que tu plática con hombres de negocios sea breve y al punto.


12- Al visitar a los convalecientes, no asumas el papel de médico si no te corresponde.


13- Al escribir o al hablar, dirígete a la persona por su título debido, de acuerdo con su grado y las costumbres del lugar.


14- No discutas con tus superiores, y siempre presenta tus opiniones con modestia.


15- No procures ser maestro de tus iguales en las artes que profesan, pues pasarás por arrogante.


16- Cuando un hombre hace todo lo que puede, aunque no logre tener éxito, no lo culpes por su intento.


17- Cuando debas aconsejar o recriminar, considera si es pertinente que se haga en público o en privado, de inmediato o en otra ocasión, y también cuáles son las palabras atinadas; y al reprender no muestres signos de cólera, sino actúa con reserva y moderación.


18- No te mofes de asuntos de importancia, no hagas burlas mordaces ni hirientes, y si haces gala de ingenio, no te rías de tus propias palabras.


19- Cuando reprendas a otro procura ser intachable, pues el ejemplo es más elocuente que la exhortación.


20- No emplees palabras hirientes contra nadie, ni juramentos o escarnios.


21- No te apresures en creer rumores en detrimento de otras personas.


22- Sé discreto en tu atuendo, y procura respetar la naturaleza antes que suscitar admiración. Sigue la moda de tus iguales, tal como sea pertinente respecto del tiempo y lugar.


23- No te comportes como un pavo real mirándote sin cesar para ver si estás presentable, si el calzado te sienta bien, si tus calzas están bien ceñidas o si tus ropas son elegantes.


24- Júntate con hombres de calidad si estimas tu reputación, pues más vale estar solo que mal acompañado.


25- Que en tu conversación no haya malicia ni envidia, y así manifestarás ser de natural afable y ponderable; en las causas apasionadas permite que se imponga la razón.

26- No cometas la impudicia de urgir a tu amigo a revelar un secreto.


27- No digas bajezas ni frivolidades entre hombres adultos y educados, ni cosas dificultosas entre ignorantes, ni cosas difíciles de creer.


28- No hables de temas sombríos en tiempos de alegría ni a la mesa; no hables de cosas melancólicas como muerte y heridas, y si otros las mencionan, procura cambiar la conversación. No reveles tus sueños, salvo a tus amigos más íntimos.


29- No bromees cuando no hay ánimo para el jolgorio. No rías a carcajadas, y nunca rías cuando no es apropiado. No te burles de los infortunios de nadie, aunque parezca existir un motivo.


30- No digas palabras injuriosas, ni en broma ni en serio. No te mofes de nadie aunque te den la ocasión.


31- No seas atolondrado, sino afable y cortés, el primero en saludar, oír y responder, y no seas retraído en momentos de platicar.


32- No te apartes de los demás, pero no abuses de su confianza.


33- No vayas donde no sabes si serás bien recibido. No des consejos sin que te los pidan, y cuando sea pertinente darlos, sé conciso.


34- Si dos personas riñen, no tomes partido en forma incondicional, y no seas obstinado en tus opiniones; en asuntos indiferentes toma partido por la mayoría.


35- No reproches la imperfección ajena, pues eso corresponde a padres, maestros y superiores.


36- No mires los defectos ajenos, ni preguntes de dónde vienen. No cuentes a cualquiera lo que has confiado en secreto a tu amigo.


37- En compañía no hables en lengua extranjera sino en la propia, y la que hablan gentes de calidad, no el vulgo. Trata con seriedad los asuntos sublimes.


38- Piensa antes de hablar, no pronuncies incorrectamente, no hables de prisa, sino ordenada y claramente.


39- Cuando otro habla estate atento y no molestes al público. Si alguien vacila al hablar, no lo ayudes, ni le des sugerencias que no te han pedido; no lo interrumpas ni le respondas hasta que haya terminado de hablar.


40- Trata de negocios en el momento adecuado, y no murmures delante de los demás.


41- No hagas comparaciones, y si alguno de los presentes es elogiado por un acto virtuoso, no elogies a otro por lo mismo.


42- No repitas rumores si desconoces la verdad. Al hablar de cosas que has oído, no siempre nombres a quien las refirió. Nunca reveles un secreto.


43- No te inmiscuyas en asuntos ajenos, ni te acerques a quienes hablan en privado.


44- No emprendas lo que no puedes realizar, pero procura cumplir tus promesas.


45- Cuando expongas una cuestión, hazlo sin apasionamiento, ni indiscreción, sin importar la calidad de la persona a que te dirijes.


46- Cuando tus superiores hablan con cualquiera, óyelos; no hables ni te rías.


47- En las disputas, no lleves tu afán de imponerte al extremo de negar a otro la libertad de expresar su opinión y sométete al arbitrio de la mayoría, especialmente si son jueces de la disputa.


48- No seas tedioso en tu conversación, no hagas muchas disgreciones, no repitas con frecuencia el mismo asunto.


49- No hables mal de los ausentes, pues es injusto.


50- No te enfades a la mesa, y si tienes razón para el enfado no lo demuestres; presenta un semblante jovial, especialmente si hay extraños, pues el buen humor hace de cualquier plato un manjar.


51- No ocupes la cabecera de la mesa, pero si te corresponde o lo pide el dueño de casa, no te opongas, para no molestar a los presentes.


52- Cuando hables de Dios o sus atributos, hazlo con seriedad, reverencia y honor, y obedece a tus padres naturales.


53- Que tus esparcimientos sean viriles, no pecaminosos.


54-Trabaja para mantener viva en tu pecho esa pequeña chispa de fuego celestial llamada conciencia.