Admito de buena gana mis errores y me disculpo por ellos.
No me cuesta demasiado asumir riesgos prudentes.
Tomo la iniciativa y sigo adelante con las tareas que necesito hacer.
Por lo general, me siento cómodo en las situaciones nuevas.
Expreso mis puntos de vista con honestidad y ponderación, sin agobiar.