AÑO 1978:
Salario base de un trabajador administrativo : 28.000 Pts -168 €- mensuales
Salario mínimo interprofesional: -18.000 Pts - 108 €. Mensuales.
Piso de 90 m2. En extrarradio de una gran capital: entre 400.000 y 600.000 Pts. -2400 a 3600 €.
Litro de gasolina 24 Pts. 14 Cts. de Euro
Periódico 8 Pts. -5 Cts. De Euro.
Transporte público. 5 Pts. -3 Cts. de Euro.
Barra de pan 9 Pts. -5.5 Cts. de Euro.
Año 2007
Salario base administrativo de 2ª -Talleres Norvasa- : 872 € mensuales.
Salario mínimo interprofesional: 570 € Mensuales.
Piso de 90 m2. En extrarradio de una gran capital: entre 220.000 y 350.000 euros.
Litro de gasolina 1.10 €
Periódico 1 €
Transporte público. 1 €
Barra de pan 55 Cts.
Un trabajador medio podía comprar en 1978…
1 Piso con 17 mensualidades
1.166 Litros de gasolina con 1 mensualidad
3.500 Periódicos con 1 mensualidad
5.600 Billetes de autobús con 1 mensualidad
3.111 Barras de pan con 1 mensualidad
Un trabajador medio puede comprar en 2007…
1 Piso con 320 mensualidades
792 Litros de gasolina con1 mensualidad
872 periódicos con 1 mensualidad
872 billetes de autobús con 1 mensualidad
1.585 Barras de pan con 1 mensualidad
A todo ello podemos unirle que en el año 1980 la presión fiscal en España estaba en torno al 14% y en el año 2006 fue del 36%. Como guinda al pastel sólo falta añadir que los salarios de los directivos de las grandes empresas vienen a ser 30 veces mayores que los de sus trabajadores, y han crecido en este mismo periodo un 204% más que la retribución media de los empleados.
Disculpen la extensa y prolija introducción, pero la creo necesaria para que todos tomemos conciencia del inmenso timo al que somos sometidos cuando se nos habla del aumento de nuestro nivel de vida.
Se nos ha engañado de manera miserable; se nos ha hecho confundir el acceso de todos a todo con el aumento de nuestra riqueza. Se nos ha hecho creer que vivíamos mejor porque todos teníamos televisor de plasma, podíamos adquirir una vivienda, volar en avión o ir al Caribe cuando en realidad invertimos más tiempo que nunca para obtener menos en términos netos. Es cierto que hoy tenemos la posibilidad de hacer lo que antes sólo estaba al alcance de los adinerados, pero no es menos verdad que la brecha que nos separa de ello es mucho mayor que entonces; y sobre todo, es cierto que lo que antes eran lujos y hoy puede disfrutar el ciudadano medio ha perdido exclusividad y calidad a la misma velocidad a la que bajaba su precio.
En esto último ha radicado la presunta bonanza, el engaño masivo, en disminuir de manera descarada la calidad de las cosas para que su coste de producción posibilite venderlas baratas. En acabar con los profesionales y convertirlos en trabajadores para justificar el recorte de su salario. Y todos hemos venido picando como lucios.
Hemos aplaudido hasta que se nos fundían las manos cualquier maniobra de estacazo más o menos notorio a los profesionales que cuidaban de la calidad de los productos que recibíamos (médicos, ingenieros, arquitectos, pilotos de líneas aéreas, marinos mercantes, profesores universitarios, jueces…) hemos jaleado que a ellos y muchos otros “se los pusiera en su sitio” cuando el sitio que ocupaban era una de las garantías de que no nos colocaran productos ficticios y de cartón piedra. Nos hemos creído muy listos y parte del sistema porque comulgábamos con la única religión venerable: el beneficio empresarial. Algo que por sí solo ha venido justificando todo tipo de desmanes y recortes en las condiciones laborales de los que se encontraban a los mandos de otros. Estos otros, consumados maestros de lo fácil, peritos en entregar productos de escasa calidad a precios que pueda pagar todo quisque, se han hecho de oro mientras Vd. y yo, como trabajadores y consumidores, hemos venido pagando el pato de la estrechez creciente. El de la insatisfacción interminable ante el desengaño de no recibir lo que creíamos comprar. La factura de los tontos, aliviada por el espejismo de poder hacernos con la última chorrada que sale de sus factorías mediante un crédito que ya no podemos permitirnos.
La sociedad feliz del consumo ilimitado es un fracaso. El edén del que desterramos principios y valores a cambio de bienes era un decorado. El Diablo viene ya con la factura debajo del brazo. El pacto con él nos permitió vivir un sueño que se acabó y que, para colmo, era mentira.
Y ahora, que hay que pagar el pato gordo, ahora que pintan bastos ¿sobre quién va a caer la factura?
¿Sobre los ejecutivos de Air Comet que han llevado a la empresa a la ruina y van a poner en la calle a muchos de sus empleados? No.
¿Sobre nuestro patético Presidente del Gobierno que sólo sabe recetar optimismo como salida a la catástrofe? No.
¿Sobre todos los políticos que nos han gobernado y han coadyuvado de una manera u otra a que unos se enriquecieran mientras a otros que nos hacíamos más pobres se nos hipnotizaba con el péndulo de las rebajas, la vida fácil y la caducidad del compromiso? No.
Lo sabe Vd., lo saben hasta las piedras. El pato lo pagaremos Vd. y yo.
¡Faltaba más!
Salario base de un trabajador administrativo : 28.000 Pts -168 €- mensuales
Salario mínimo interprofesional: -18.000 Pts - 108 €. Mensuales.
Piso de 90 m2. En extrarradio de una gran capital: entre 400.000 y 600.000 Pts. -2400 a 3600 €.
Litro de gasolina 24 Pts. 14 Cts. de Euro
Periódico 8 Pts. -5 Cts. De Euro.
Transporte público. 5 Pts. -3 Cts. de Euro.
Barra de pan 9 Pts. -5.5 Cts. de Euro.
Año 2007
Salario base administrativo de 2ª -Talleres Norvasa- : 872 € mensuales.
Salario mínimo interprofesional: 570 € Mensuales.
Piso de 90 m2. En extrarradio de una gran capital: entre 220.000 y 350.000 euros.
Litro de gasolina 1.10 €
Periódico 1 €
Transporte público. 1 €
Barra de pan 55 Cts.
Un trabajador medio podía comprar en 1978…
1 Piso con 17 mensualidades
1.166 Litros de gasolina con 1 mensualidad
3.500 Periódicos con 1 mensualidad
5.600 Billetes de autobús con 1 mensualidad
3.111 Barras de pan con 1 mensualidad
Un trabajador medio puede comprar en 2007…
1 Piso con 320 mensualidades
792 Litros de gasolina con1 mensualidad
872 periódicos con 1 mensualidad
872 billetes de autobús con 1 mensualidad
1.585 Barras de pan con 1 mensualidad
A todo ello podemos unirle que en el año 1980 la presión fiscal en España estaba en torno al 14% y en el año 2006 fue del 36%. Como guinda al pastel sólo falta añadir que los salarios de los directivos de las grandes empresas vienen a ser 30 veces mayores que los de sus trabajadores, y han crecido en este mismo periodo un 204% más que la retribución media de los empleados.
Disculpen la extensa y prolija introducción, pero la creo necesaria para que todos tomemos conciencia del inmenso timo al que somos sometidos cuando se nos habla del aumento de nuestro nivel de vida.
Se nos ha engañado de manera miserable; se nos ha hecho confundir el acceso de todos a todo con el aumento de nuestra riqueza. Se nos ha hecho creer que vivíamos mejor porque todos teníamos televisor de plasma, podíamos adquirir una vivienda, volar en avión o ir al Caribe cuando en realidad invertimos más tiempo que nunca para obtener menos en términos netos. Es cierto que hoy tenemos la posibilidad de hacer lo que antes sólo estaba al alcance de los adinerados, pero no es menos verdad que la brecha que nos separa de ello es mucho mayor que entonces; y sobre todo, es cierto que lo que antes eran lujos y hoy puede disfrutar el ciudadano medio ha perdido exclusividad y calidad a la misma velocidad a la que bajaba su precio.
En esto último ha radicado la presunta bonanza, el engaño masivo, en disminuir de manera descarada la calidad de las cosas para que su coste de producción posibilite venderlas baratas. En acabar con los profesionales y convertirlos en trabajadores para justificar el recorte de su salario. Y todos hemos venido picando como lucios.
Hemos aplaudido hasta que se nos fundían las manos cualquier maniobra de estacazo más o menos notorio a los profesionales que cuidaban de la calidad de los productos que recibíamos (médicos, ingenieros, arquitectos, pilotos de líneas aéreas, marinos mercantes, profesores universitarios, jueces…) hemos jaleado que a ellos y muchos otros “se los pusiera en su sitio” cuando el sitio que ocupaban era una de las garantías de que no nos colocaran productos ficticios y de cartón piedra. Nos hemos creído muy listos y parte del sistema porque comulgábamos con la única religión venerable: el beneficio empresarial. Algo que por sí solo ha venido justificando todo tipo de desmanes y recortes en las condiciones laborales de los que se encontraban a los mandos de otros. Estos otros, consumados maestros de lo fácil, peritos en entregar productos de escasa calidad a precios que pueda pagar todo quisque, se han hecho de oro mientras Vd. y yo, como trabajadores y consumidores, hemos venido pagando el pato de la estrechez creciente. El de la insatisfacción interminable ante el desengaño de no recibir lo que creíamos comprar. La factura de los tontos, aliviada por el espejismo de poder hacernos con la última chorrada que sale de sus factorías mediante un crédito que ya no podemos permitirnos.
La sociedad feliz del consumo ilimitado es un fracaso. El edén del que desterramos principios y valores a cambio de bienes era un decorado. El Diablo viene ya con la factura debajo del brazo. El pacto con él nos permitió vivir un sueño que se acabó y que, para colmo, era mentira.
Y ahora, que hay que pagar el pato gordo, ahora que pintan bastos ¿sobre quién va a caer la factura?
¿Sobre los ejecutivos de Air Comet que han llevado a la empresa a la ruina y van a poner en la calle a muchos de sus empleados? No.
¿Sobre nuestro patético Presidente del Gobierno que sólo sabe recetar optimismo como salida a la catástrofe? No.
¿Sobre todos los políticos que nos han gobernado y han coadyuvado de una manera u otra a que unos se enriquecieran mientras a otros que nos hacíamos más pobres se nos hipnotizaba con el péndulo de las rebajas, la vida fácil y la caducidad del compromiso? No.
Lo sabe Vd., lo saben hasta las piedras. El pato lo pagaremos Vd. y yo.
¡Faltaba más!