El proceso de liberalización y privatización de la formación de la
profesión de nuevos controladores aéreos en España no ha comenzado con
buen pie. Tras realizar en Reino Unido un curso de cinco meses (de
octubre de 2010 a febrero de 2011) en un centro de la empresa británica
Astac Limited, a día de hoy los 40 alumnos de la primera promoción
todavía no han recibido ninguna clase de título que les permita iniciar
su vida profesional y laboral en las torres de control de los
aeropuertos españoles. Y lo peor es que es probable que no lo reciban
nunca.
Para realizar el curso cada aspirante tuvo que abonar una suma de
33.000 euros, que entregó a la Universidad Camilo José Cela, quien ha
actuado en el proceso como coordinador de esta nueva fórmula privada del
acceso a la profesión de controlador aéreo.
Un grupo de alumnos afectados han explicado que las autoridades de la
seguridad en la aviación civil tanto en España, AESA, como en Reino
Unido, CAA, se niegan a homologar el curso de cinco meses que realizaron
en las instalaciones de Astac Limited en las localidades británicas de
Shoreham y Gloucester. Para justificar esta negativa ambas entidades
argumentan que Astac Limited nunca les comunicó la realización de los
cursos, hecho que es preceptivo. Además, el programa académico impartido
responde a una titulación de OACI, la agencia mundial de seguridad
aérea, pero no se ajusta a los requisitos que en los últimos meses ha
aprobado la Unión Europea.
Para terminar de complicar las cosas, según explican los alumnos,
Astac Limited se encuentra desde principio de año en una delicada
situación económica que ha forzado su venta a la compañía Global ATS.
Una fuente autorizada de la Universidad Camilo José Cela ha asegurado
que esta institución retiene los pagos realizados por los 40 alumnos
afectados (1,3 millones de euros en total), y que no serán entregados a
Astac hasta que se resuelva la situación. En su opinión la grave
situación en la que se encuentra la primera promoción privada de
controladores aéreos españoles ha sido provocada por "los cambios
continuados que han ido produciéndose en los planes de liberalización de
la formación". En todo caso ha asegurado que "los 40 alumnos pueden
haber perdido cinco meses de su tiempo pero en ningún caso su dinero".
La universidad se compromete a apoyar la solución que está buscando el
Ministerio de Fomento, AESA y la británica CAA. Esta solución podría
pasar por "la realización de un curso complementario o por la repetición
íntegra de todo el proceso de formación; en todo caso podrán tener su
título europeo homologado antes de que termine el año".
Fuentes cercanas a Fomento justificaron la negativa de AESA y de CAA a
dar validez a los cursos impartidos por Stac Limited, pero aseguraron
que apoyan los esfuerzos de aviación civil para encontrar una solución.
Por su parte, un responsable de Astac en España eludió pronunciarse sobre el problema.
La pública Senasa ha preparado a 95 profesionales
Mientras
las nuevas experiencias de formación privadas de controladores sufren
turbulencias, el tradicional centro público de adiestramiento, Senasa,
ha iniciado su nueva vida en competencia con relativa tranquilidad. Esta
misma semana sale de sus aulas la segunda promoción de titulados, con
lo que ya son 95 los profesionales que acceden por esta vía a la carrera
según el régimen liberalizado de formación.
Los problemas que ha
sufrido esta nueva generación de controladores se refieren a los
retrasos en su incorporación a la actividad en los centros de Aena.
En
aplicación de la reforma de la profesión de control aéreo aprobada por
decreto en abril de 2010, la formación quedaba liberalizada. Desde esa
fecha se puede habilitar para impartirla cualquier institución que
reciba el título de aviación civil.
Para Senasa el cambio supuso
dejar de recibir las becas millonarias con las que Aena pagaba la
formación de los controladores que posteriormente se incorporaban a su
plantilla.
Los nuevos aspirantes deben pagar un precio mínimo por
su formación de 45.000 euros. La formación, además, no se concibe como
un proceso tras el cual se puede aspirar a controlar cualquier tipo de
tráfico aéreo. Una primera formación básica permite trabajar en las
torres de control y un proceso académico más largo, caro y complejo
habilita para incorporarse a los centros de organización del tráfico en
ruta.
La Universidad Camilo José Cela, en alianza con una recién
creada filial española de Astac, inició la pasada primavera un segundo
curso de formación, de 30 aspirantes. Esta tentativa cuenta con la
certificación de la AESA e imparte el programa de la UE.
Amaltea, iniciativa interna del USCA
Un grupo de
profesionales del control aéreo vinculados laboralmente a Aena e
integrados en el sindicato de controladores aéreos (USCA) ha lanzado una
iniciativa que tiene como objetivo crear una empresa privada de
formación. El nombre elegido para la iniciativa es Amaltea, según
fuentes cercanas a la misma.
El modelo de negocio que se plantea
se aleja de la modalidad tradicional de ofrecer cursos para aspirantes
individuales. La estrategia consiste en alcanzar acuerdos con
administraciones aeroportuarias de países emergentes para ofrecerles la
formación integral para un amplio colectivo. Las fuentes mencionadas
citaron organizaciones aeroportuarias de algunos países latinoamericanos
como los clientes ideales.
En principio, los promotores de
Amaltea han mantenido contactos con una empresa de formación de pilotos
canadiense, CAE, que, en caso de prosperar el proyecto, podría actuar
como socio industrial. La compañía americana tiene presencia en España y
da formación de tripulantes, con lo que podría estar interesada en
completar su oferta con la formación de controladores.
Los
impulsores de Amaltea han organizado reuniones en buena parte de los
centros de trabajo de Aena y han ofrecido a los controladores en activo
que participen en el capital de la nueva empresa mediante la compra de
paquetes de acciones. La iniciativa ha obtenido por ahora una respuesta
"moderada", según los controladores consultados.