Un hombre está sentado en el AVE con destino Sevilla, esperando a que el tren se ponga en marcha desde la estación de Atocha. En ese momento, descubre a una mujer absolutamente despampanante que está entrando en el tren. Se da cuenta que se dirige hacia su asiento y... ¡Dios existe! se acomoda en el lugar de al lado.
Tras mucho dudar, al final pregunta con timidez:
-Ho-ho-hola... ¿Para qué vas a Sevilla? ¿Trabajo o placer?
Ella lo mira y le responde de manera sensual:
-Trabajo. Voy a la III Convención Anual de Ninfómanas de la Unión Europea.
Traga saliva. Aquí está una de las mujeres más hermosas que ha visto en su vida, sentada a su lado ¡¡y va a una convención de ninfómanas!! Luchando por mantener la compostura, le pregunta fingiendo estar calmado:
-Ah sí, de ninfómanas.... ¿Y qué hace usted exactamente en esta convención, si no es indiscreción?
-No, por Dios. Soy una de las ponentes -le responde-. Hablo desde mi dilatada experiencia, para desmontar muchos tópicos erróneos sobre la sexualidad.
-¿De veras? -sonríe- ¿Y qué tópicos son esos?
-Bueno -explica-, como usted sabrá, se suele decir que los de raza negra son los hombres mejor dotados físicamente, cuando no es cierto, en realidad son los indios cherokee los que poseen esta cualidad. Otro mito muy popular es que los franceses son los mejores amantes, cuando en realidad son los de ascendencia polaca. Y también hemos comprobado que los hombres más fogosos, en cualquier categoría, son de origen gallego.
De pronto la mujer se incomoda y se sonroja:
-Perdón -le dice-, qué vergüenza; en realidad no debería estar hablando de este tema con usted, cuando ni siquiera sé su nombre...
-Nube Blanca -le responde-. Nube Blanca Kowalsky, pero todo el mundo me llama Pepiño.